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jueves, 23 de febrero de 2012

violencia policial

Sigo pensando que esos policías que actúan con la cara tapada y parapetada, escondiendo el nº de agente, protegidos por escudos, guantes negros, rodilleras, coderas y hombreras almohadilladas, botas de media caña, palo largo, pistola, grilletes y walki-talki al oído, no se atienen a órdenes de nadie; que tienen autonomía y actúan por su propia cuenta. Que no cumplen lo que les ordena el político que en teoría les manda.
Tenemos que creer en esto, o por el contrario habrá que creer que todos los políticos actúan igual frente a la policía, sean de la ideología que sean.

Voy a desarrollar mi tesis por la que demuestro que no hay que culpar a los políticos de los actos perseguibles que cometen "sus" policías. Me baso en la realidad objetiva de que cuando a España llegaron los políticos democráticos, ya estaban aquí los cuerpos policiales con sus prácticas de siempre y su especial selección de personal. Y no se les reconvirtió; y no se les tocó ni un pelo. Por eso, al político democrático no es justo que le culpemos de los excesos que habitualmente cometen "sus" policías. Al franquismo sí; al franquismo sí podemos y debemos culparle de lo que hacían sus cuerpos y organismos armados, porque los fabricó a su imagen y semejanza. De entrada se cargó de un plumazo a los guardias de asalto porque le olían mucho a republicanismo; y reconvirtió a la guardiacivil y a los militares para que dejaran de sentir remordimiento por incumplir el juramento a la república y a aquella bandera tricolor.
Pero un buen día llegó a España la democracia (no me pregunten cuándo porque yo soy de los que creen que todavía no ha acabado de llegar del todo) y sin morir ni el dictador ni la dictadura (tampoco me pregunten cuándo morirán, porque yo soy de los que creen que durarán, al menos, un siglito más) y empezaron a venir —por este orden— los políticos "responsables" de los cuerpos policiales:

Manuel Fraga Iribarne
Rodolfo Martín Villa
Antonio Ibáñez Freire
José Barrionuevo Peña
José Luis Corcuera Cuesta
Antoni Asunción Hernández
Juan Alberto Belloch Julbe
Jaime Mayor Oreja
Mariano Rajoy Brey
Ángel Acebes Paniagua
José Antonio Alonso Suárez
Alfredo Pérez Rubalcaba
Antonio Camacho Vizcaíno
Jorge Fernández Díaz

¿Alguien le va a culpar a Fraga Iribarne de que no reconvirtiera a la policía del franquismo? ¡Vamos, hombre! ¿Y a Martín Villa? ¿Y a los otros...?
Pero en la práctica yo sé que pasa lo que pasa. El político de turno quiere tener unos cuerpos policiales que sean eficaces. (Y la eficacia está muy reñida con la democracia). Y cuando la gente ocupa la calle por motivos que no son ni religiosos (católicos, he querido decir) ni taurinos ni furboleros ni porque está en un botellón (ni siquiera en el botellón de la Puerta del Sol del 31 de diciembre), entonces lo que quiere es tener una policía "eficaz" que le resuelva el problema de los protestones callejeros.

Es bueno recordar la paradoja que hay entorno del jefe superior de Policía de la Comunitat Valenciana, Antonio Moreno Piquer, que calificó de "el enemigo" a los participantes en las protestas de estudiantes en Valencia (febrero 2012).
Pues bien, a este bélico elemento policial, el que le otorgó el cargo de Jefe Superior de Policía de la Comunidad Valenciana fue Alfredo Pérez Rubalcaba el 29 de julio de 2008(*), cuando era ministro del interior de un gobierno teóricamente de izquierdas presidido por un tal JLRZapatero. ¡Que no se nos olvide!
¡Qué paradojas tiene la vida!
Ni le destituyeron por lo del
barrio de El Cabanyal abril 2010, ni por lo del 9-6-2011(acampada Valencia 15-M), ni le destituirán ahora por lo de ahora.
Estamos ante la encrucijada de limpiar el Estado de tanto nostálgico franquista, de tanto enemigo de la democracia y de tanto neo-fascista y neo-nazi incrustados en empleos estatales.
(*) 13065  ORDEN INT/2255/2008, de 29 de julio, por la que se nombra Jefe Superior de Policía de la Comunitat Valenciana a don Antonio Moreno Piquer


Tengo 5 artículos que tratan del asunto de la violencia policial. Son los siguientes:

Otros artículos en donde abordo la temática de "nuestros queridísimos policías" son:
Funcionarios muy especiales      ¿Un derecho constitucional?      policías y rottweiler

sábado, 24 de diciembre de 2011

cuento de navidá

Por las navidades de aquel año los socialistas del PsoE estaban derrotados, hundidos, desolados, cautivos y desarmados, fanés y descangallados. Acababan de perder estrepitosamente en la madre de todas las batallas de la política electoral. Aquellas elecciones de aquella navidad los tenía sumidos en sus cuarteles de invierno que no eran otra cosa que cabañas de pastores a los que se les había aparecido el ángel de la renovación.

Se lamentaron, lloraron, se consolaron y juraron que jamás..., jamás volverían a pasar hambre de votos. Que la culpa la tenían unos pseudo-socialistas que se habían puesto a los mandos del partido, y fueron los que habían ido empujando poquito a poco para que la ideología real del partido dejara de ser republicana, laica, anticapitalista ni siquiera de izquierdas.

Conque..., se pusieron manos a la obra y bien pertrechados de escobas, fregonas y plumeros, se entregaron a la tarea de barrer del partido todo vestigio de tibieza, de creencia religiosa, de monarquismo, de afán por el lujo y la riqueza, por la ostentación e incluso por la corrupción personal y colectiva.
E hicieron un congreso. Un congreso por todo lo alto en donde olía a limpio por los cuatro rincones. Olía a desinfectante, a jabón lagarto, a lejía conejo; se fumigaron todas las paredes, los techos y los suelos del partido; se lavaron los cortinones y las moquetas con espumas limpiadoras.
En aquel congreso se hizo un zafarrancho de limpieza tal que a partir de entonces no le conocía ni la madre que le parió. Es más, no le conocía ni el mismísimo Alfonso Guerra.
Pasó ya el congreso. La gente del partido se dividió en dos opiniones: los que estaban eufóricos con la limpieza y renovación del partido, máxime que ellos eran los que obtuvieron los nuevos cargos, y los que se habían quedado descolgados de todo tipo de relevancia funcional.
Y pasaron muchos meses. Y llegó a pasar un año, incluso. Y en las navidades de aquel siguiente año, la militancia del partido con los nuevos ideólogos a la cabeza, seguía discutiendo por los rincones si sería conveniente o no la presencia del crucifijo y la biblia en la jura de ministros. Si sería conveniente mantener la catequesis en las escuelas públicas del Estado; si sería conveniente retirar la pasta gansa que se les regala a una secta vaticana. Si España está mejor con monarquía que con república. (Y así sucesivamente).

Y colorín colorado, después de aquella navidad, el PsoE siguió siendo tan de centro como últimamente lo venía siendo.

CONCLUSIÓN:
Los humanos no tenemos fácil arreglo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

el party del partido

Hoy estoy viendo a muchos socialistas (afiliados al PsoE, quiero decir) con un descontento, una desilusión y una singana, de tres pares de ... [narices].
Si el PsoE fuera un barco habría que decir que surca aguas turbulentas. En las aguas que surca el PsoE hay marejadilla cuando no una declarada marejada y en algunos momentos puntuales se levantan enormes galernas que amenazan con mandar a tomar vientos al barco.
Los militantes socialistas van a tener muy difícil el poder enderezar el rumbo tan torcido que lleva el PsoE. ¿Qué, que no? Ojalá me equivoque.
Es necesario que se detenga la caida al precipicio del apoliticismo de un partido más que centenario, que se viene basando toda su ideología en el eslogan «too er mundo é güeno».

En aquellas elecciones de marzo del 2004, la noche de la victoria electoral, cienes y cienes de jóvenes le gritaban a Zapatero: "¡No nos falles, José Luis!", y José Luis les respondía: "os aseguro que a mí el poder no me va a cambiar".
Por eso, cada vez que yo pasaba al lado de JLR Zapatero, nunca le grité: "¡falso, traidor, embustero!", sino que le miraba con ojitos tiernos y compasivos y le decía pa mis adentros: "¿No te dejaron, verdad, hijo? ¡Qué malotes que son!"

En los tiempos que corren, algunos destacados socialistas (quiero decir, afiliados del PsoE), no se encuentran a gusto bajo unas siglas que entre dos palabras inocuas como son partido y español, tiene otras dos más discutibles y más difíciles de asumir como son socialista y obrero.

Ahora, para arreglar lo descompuesto se necesitan en España que al menos durante 4 u 8 años, nos veamos sometidos a un gobierno de derechas con sucursales en la ultraderecha nostálgica de aquel franquismo fascistoide.
Un gobierno que dentro de poco, a algunos millones de sus votantes les hará arrepentirse de lo votado; pero ya es tarde, no puede ser: «¡¡Ah, hubieras elegido 'muerte'!!»
La masa humana, contemplada como una unidad de destino en las votaciones, actúa movida por infinidad de hilos sutiles difíciles de adivinar el porqué de sus comportamientos electorales.

lunes, 21 de noviembre de 2011

todos los políticos son iguales


No; eso no es cierto.
Es solamente un titular llamativo para llamar la atención de mis lectores.
Pero es lo que muy a menudo tengo que oír en las tertulias de bebederos o tabernas (más conocidos como bares).
Eso es lo que me dicen muy a menudo mis 'amiguetes' y a continuación, yo les tengo que decir: «No; eso no es cierto. Más cierto sería decir: "Casi todos los políticos son iguales", pero dentro de la medida de ese impreciso "casi", habría que excluir a un alto número de políticos que no destacan porque nunca hacen cosas para ser recogidas por la dudosa moralidad del periodismo de "cuanto peor..., ¡mejor para ellos y para sus medios de difusión de pésimas noticias!" (En estos tiempos se conocen y se les agrupa bajo el sobrenombre de tele-basura).

Yo les digo a mis 'amiguetes' de las tertulias de bebederos o tabernas (más conocidos como bares), que no es posible que los políticos sean todos iguales, pero que piensen que no son la escoria de la sociedad, que no son peores ni mejores que la media de la sociedad de donde surgen y copian su conducta.
No sé si me entenderán. No sé si me tendrán en consideración, pero les digo que no existe una mano todopoderosa que caiga sobre las cabezas de la sociedad y que con mucha minuciosidad vaya escogiendo a los peores para auparlos a los pedestales de la política.

Pero más explicativo y más eficaz que mis llamadas al raciocinio y a la serena reflexión, está este artículo que acabo de descubrir entre la maraña boscosa de los bloges o bitácoras de la telaraña internacional:
Que en España haya tramas como la Gürtel no debería extrañar ya a nadie, pues los políticos no son más que el reflejo de la sociedad a la que representan. El problema es que siempre se nos olvida que somos un país de chorizos, pasotas y maleducados. Y claro, en un país así es imposible “fabricar” políticos mejores.

Y es que entre esos españoles que piden la dimisión de los políticos corruptos, están los que si pueden defraudar a Hacienda lo hacen, y además presumen de ello porque saben que serán aplaudidos. Están también los que si se pueden colar en el tren o en el cine, se cuelan; los que si pueden robar algo de ropa en Zara, lo roban; los que si pueden hacer un sinpa en un restaurante, lo hacen; los que ponen una manzana de más después de haber pesado la bolsa de la fruta; los que cuando viene el fontanero o el electricista no quieren factura para ahorrarse el IVA…

Son los mismos que tiran la basura en el contenedor por la mañana, los que vacían el cenicero del coche en el asfalto, los que roban un paraguas porque alguien les ha quitado el suyo, los que pasean al perro y dejan la mierda en la acera, los que aparcan en doble fila para tomar un café o los que se quejan del precio de los pisos pero no dudaron en pagar unos euretes en negro cuando compraron el suyo.

España es también ese país en el que cuando un profesor castiga a un chaval, va el padre y amenaza al docente. Un país que aprovecha el Plan E para repavimentar las calles ya pavimentadas recientemente. Un país en el que, cuando el gobierno ofrece una ayuda de 200 € para los alquileres, éstos suben por arte de birlibirloque unos 150 €.

Y claro, después nos sorprende que los políticos trinquen dinero, farden de coches, tengan amigos jueces que les salven el pellejo o pasen de ir al trabajo. No olvide que la única diferencia entre un político y usted es que a él, si lo pillan robando, le obligan a dimitir pero jamás a devolver el dinero. Usted, en cambio, va a la cárcel.

¿Qué os parece todo esto? Yo lo suscribo de 'pé' a 'pá'. Dadme vuestra opinión; yo no tengo puesto filtro alguno y vuestros escritos aparecerán al instante. Muchas gracias y saludos socialistas.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Policía y violencia u)

Con este artículo cierro —por fin— el ciclo sobre la violencia que ejercen en España cierto tipo de policías. Violencia excesiva y contraria a los ideales de una democracia verdadera. Han sido en total 5 páginas dedicadas a responderme a mí mismo sobre un fenómeno que viene inamovible desde que la policía actuaba como 'el brazo tonto' de la dictadura franquista.
Policía y violencia 5
Tengo que partir del supuesto de que toda la policía actúa bajo la responsabilidad y las órdenes taxativas que emanan de los diversos estamentos jerarquizados del poder civil. Del gobierno democrático del Estado.
Sospechar lo contrario dejaría en muy mal lugar al gobierno democrático, aunque lo que se está viendo en la forma de actuar de la policía contra los pacíficos ciudadanos, deja en muy mal lugar a los estamentos de la democracia.

"lo llaman democracia y no lo es"


También parto del supuesto de que todo en la policía no será 'la obediencia debida' sino que las personas que ingresan en los cuerpos especiales para la represión ciudadana, ya saben adónde se meten; y hay que reunir unas especiales condiciones para ganarse el jornal a base de tener que pegar palos, patadas y puñetazos a los ciudadanos.
Ciudadanos que son semejantes en niveles socio-económicos y culturales; semejantes en bastantes más semejanzas excepto en las ideológicas.
¡Hombre, qué casualidad...!, que este tipo de policías siempre pegan a ciudadanos con ideologías progresistas o de izquierdas.

Por lo tanto, he de partir de otro supuesto: Que la inmensa mayoría de los que se meten a trabajar en esos cuerpos policiales de represión ciudadana, de ideología progresista ... nada de nada.
¿Qué joven progresista —que se meta a policía por muchos músculos de gimnasio que tenga—, después de que sus superiores le ordenen pegar a la gente, puede seguir ahí sin buscarse otro trabajo? (A no ser que se trate de un progresista en excedencia).

CONCLUSIÓN: La gente que se mete a trabajar en esa policía represora, les va la marcha de masacrar a placer a sus compatriotas. Esas gentes serán —por lo menos— de una ideología de extrema derecha. Eso no es lo peor. Lo peor es que casi todos sus excesos les salen gratis porque se quedan sin castigo.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        .

Hay que aceptar que los únicos legitimados en una democracia para ejercer la violencia, son esos cuerpos policiales. Pero precisamente por ese monopolio, la sociedad tiene que exigirlos un justo y proporcionado uso de la violencia.
Para disolver manifestaciones y concentraciones humanas, en la inmensa mayoría de los casos, sobra la herramienta llamada eufemísticamente "defensa" (la porra negra y dura). Para todo ser humano no hay cosa más humillante que otro ser humano, uniformado, armado y 'legalizado', le propine una soberana paliza con la "defensa" o a puñetazos o a patadas.

Se hace urgente dotar a esos cuerpos policiales represivos, de otra filosofía, de otras herramientas y métodos para dejar expedita una vía pública cortada por unos manifestantes. A palo limpio hoy no tratan ni al que acaba de asesinar a su pareja sentimental ni al preso que está cumpliendo algún castigo carcelario.
Mucho menos apalear a unos ciudadanos que como dice la canción de Carlos Cano "La morralla":

Lo primero: los obreros,
los lindos aceituneros,
los bonitos jornaleros,
la morrallita señó.
Pos la misma morralla
esa que nunca ni pa dios calla
la del punto y la raya
que hasta los pelos está cuando estalla,
la que da la batalla
y no recibe ni una medalla,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Pero también hemos de comprender que pierde toda defensa moral y legítima, ese ciudadano que amparado en la masa de las gentes en manifestación, aprovecha para destruir mobiliario urbano o atentar contra los propios policías. A esos sí es lógico responderles con las "defensas" si no hay otro remedio.
Pero a veces, hemos visto en algún disturbio callejero, (gracias a los modernos medios para hacer fotografías y vídeos) que son los propios policías antidisturbios travestidos de alborotadores agresivos, los que dan pie a que sus colegas uniformados y armados, desplieguen sus "defensas" de manera indiscriminada y generalizada.

Nos falta mucho a los españoles para adquirir el verdadero grado de demócratas. [ "lo llaman democracia y no lo es" ].
Pero hemos de ser comprensivos: los regímenes democráticos tiene poquísima fuerza real para quitarse de un plumazo esos miembros de la policía que actúan con desprecio y abuso hacia sus conciudadanos.
Si en el futuro, llegara algún gobierno que quisiera desterrar de los cuerpos policiales a esos energúmenos indeseables, sería respondido con el rechazo y la reacción de todo ese cuerpo policial.
¿Quién es el guapito que se arriesga a depurar los cuerpos policiales de métodos y elementos fascistoides? El gobierno que eso intentara, recibiría a cambio la desobediencia, la protesta, la huelga de porras caídas, de esos mismos cuerpos policiales a los que ha intentado librar de indeseables anti-demócratas.
Por muchísimo menos que dicen que le hizo el gobierno Zapatero al cuerpo militar/policial de la guardia civil, tuvimos que ver por vez primera, cómo muchos guardiaseviles se manifestaban y protestaban vestidos de uniforme y otros avíos, (con sus antiestéticos tricornios) por las calles de Madrid. (¡Qué vergüenza; qué deshonor! La cosa era para haberlos expulsado fulminantemente de su empleo).
Eso no debiera ocurrir bajo ningún régimen democrático. Y mucho menos, con un brazo armado del Estado que tiene esencia militar.
Para que podamos aprobar el examen de la democracia auténtica, una de las cosas que nos tenemos que reformar es esos cuerpos policiales que pegan palizas a sus semejantes.

Se está haciendo urgentemente necesario experimentar con otros métodos que excluyan las palizas que propinan las eufemísticas "defensas" de los policías antidisturbios contra ciudadanos pacíficos, desarmados y en plenitud de sus derechos democráticos.
Los chorros de agua, los gases lacrimógenos, las esposas, las vallas y otros nuevos métodos que están por experimentar e implantar, humillan menos, hacen menos heridas en el alma del ciudadano que las porras negras y duras que portan al cinto como arma reglamentaria.

Aunque comprendamos que el ciudadano que ha interrumpido una vía pública y que desobedece las órdenes de los policías antidisturbios, se sitúa al borde de la legalidad, no por eso hemos de aceptar que la respuesta inmediata de la policía sea la de aporrear sus espaldas con la eufemística "defensa". ¿Defensa, de qué...?
Se deben utilizar de manera gradual, otros métodos que siendo eficaces, no humillen tan grandemente al ciudadano en general pacífico, desarmado y obediente.


¡¡Que no muera demasiado pronto el espíritu del 15-M!!

sábado, 5 de noviembre de 2011

izquierdistas puros

torre de la iglesia de Bargas (Toledo) por Jesús Herrera Peña - Bargas - dibujo hecho a plumilla cibernéticaLa gente genuina de izquierdas somos personas tan pulcras y amantes de lo justo y lo bien hecho, que en parangón con una hipotética guerra a tiro limpio entre dos trincheras, (trinchera derechosa-/-trinchera izquierdosa, pongamos por caso) en cuanto vemos algo que no está bien en nuestra trinchera, nos vamos enseguida pal capitán de nuestra trinchera y en pleno zafarrancho de tiros desde la trinchera enemiga, nos quejamos amargamente:

«¡Mi capitán, mi capitán! Que usted no ha tenido la delicadeza de relevar a su debida hora a ese centinela que está haciendo más horas de las que fija el convenio de los centinelas».

Bueno, esto es una inocente parábola solamente; no lo deis más vueltas. No tiene ningún parecido con la realidad. Era solamente el intento de retratar a esa pléyade de izquierdistas ultra-mega-pulcros y super-fetén del copón.

El principal error en el que estamos casi todos sumidos, es en el de creer que en la misma trinchera de la batalla, estamos tirando tiros pal mismo lado los socialistas y los comunistas; o si lo queremos mejor dicho y más correcto, los socialdemócratas y los izquierdistasunidos.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Policía y violencia o)

Esta temática la vengo desarrollando en los siguientes artículos:

Cuando la policía humilla, agrede y arremete injusta y desproporcionadamente contra los ciudadanos usando su arma llamada eufemísticamente "defensa", estas dos posibilidades (con sus derivaciones) puede ser que influyan en su comportamiento:
(posibilidad 1) Se limitan a obedecer a sus superiores compañeros de cuerpo. A su vez, los mandos policiales que dan órdenes de actuación a sus subordinados, es que las reciben de sus superiores jerárquicos políticos: Ministro del Interior → Secretario de Estado de Seguridad → Director General de la Policía → Delegado del Gobierno → etcétera...
(posibilidad 2) Los policías antidisturbios actúan por su cuenta. Sólo tienen órdenes imprecisas para disolver las concentraciones ciudadanas en plazas y calles y ellos las ejecutan de la mejor manera que entienden y saben. Para la posibilidad 1 habrá que tener en cuenta una de estas dos posibilidades:
(posibilidad 1a) Sus mandos políticos les dan órdenes concretas de cómo tienen que tratar a los ciudadanos protestones que se manifiestan en calles y plazas.
(posibilidad 1b) Sus mandos políticos NO les dan órdenes concretas ni detalladas y les dicen —de manera tácita— "haced todo lo que esté en vuestra mano para que desaparezcan cuanto antes esos manifestantes". Para la posibilidad 2 habrá que tener en cuenta una de estas dos posibilidades:
(posibilidad 2a) Los policías que se extralimitan en sus funciones humillando y agrediendo a los ciudadanos con su arma llamada eufemísticamente "defensa" o con otros métodos, son castigados por incumplir las órdenes concretas de sus superiores.
(posibilidad 2b) Los policías que humillan y agreden injusta o desproporcionadamente a los ciudadanos NO son castigados por sus excesos y brutalidades porque en el fondo, el cuerpo da de sí esos métodos violentos. Para la posibilidad 1a, habrá que tener en cuenta una de estas dos posibilidades:
(posibilidad 1a*) Los jefes políticos persiguen y castigan a los policías que se extralimitan usando una violencia excesiva contra los ciudadanos.
(posibilidad 1a**) Los jefes políticos NO persiguen ni castigan a los policías que se extralimitan usando violencia excesiva contra los ciudadanos, pues el principal objetivo ha sido alcanzado. Para la posibilidad 2a habrá que tener en cuenta una de estas dos posibilidades:
(posibilidad 2a*) ¿De verdad que todos los policías rasos o sus mandos son castigados en caso de desobediencia?
(posibilidad 2a**) No; definitivamente no son castigados porque han logrado el principal objetivo: disolver la manifestación. Para la posibilidad 2b, habrá que tener en cuenta una de estas dos posibilidades:
(posibilidad 2b*) Hacen mal los responsables de no castigar a los policías que desobedecen órdenes.
(posibilidad 2b**) Los mandos políticos no pueden castigar a los policías porque tienen menos fuerza real que ellos.
(No puedo seguir poniendo casos de posibilidades porque se me acaban los números, las letras y los asteriscos).


CONCLUSIÓN: Los cuerpos especiales y represivos de la policía antidisturbios no son castigados porque se les escoge precisamente para hacer el trabajillo que hacen. Por eso es por lo que muchos tenemos la sensación de que esos cuerpos policiales actúan de la misma manera y con la misma filosofía que cuando disolvían a los manifestantes en épocas de dictadura.
Por eso es por lo que los responsables políticos de las actuaciones policiales, dan idénticas órdenes bajo gobiernos de izquierda, de derecha y de centro. En un futuro próximo, ¿surgirá algún político que reconvierta los métodos agresivos y los excesos de esos cuerpos tan especiales de policías, para adaptarlos a la legalidad democrática? No; eso no lo verán mis ojos. O no les interesará o no se atreverán.

Esos cuerpos policiales tan mal adaptados a actuar en democracia y a respetar los derechos humanos, son lo mismo que los militares antidemócratas. Las democracias son regímenes flojos, sin fuerza para meter en cintura a esos policías que se salen de lo legal, de la misma manera que si algún militar les sale con veleidades golpistas, le aguantan dentro del ejército y no se atreven a expulsarle sin más trámites.



sábado, 10 de septiembre de 2011

policía y violencia i)

Por más que indago en los textos legales no encuentro nada que diga cómo y cuándo deben emplear el palo largo y negro los policías. A este respecto, ese arma llamada eufemísticamente "defensa" no debiera emplearse con tanta ligereza y agresividad como hasta ahora se viene haciendo.

Solamente he encontrado esto:
Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero, sobre Protección de la Seguridad Ciudadana (BOE del 22-02-1992)
CAPITULO I
Disposiciones Generales
Artículo 1
1. De conformidad con lo dispuesto en los artículos 149.1.29 y 104 de la Constitución corresponde al Gobierno, a través de las autoridades y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a sus órdenes, proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana, crear y mantener las condiciones adecuadas a tal efecto, y remover los obstáculos que lo impidan, sin perjuicio de las facultades y deberes de otros poderes públicos.
El ciudadano pacífico y sir armas que se manifiesta en la vía pública, no debiera ser pastoreado a base de palos por parte de los guardianes del orden.
Se hace necesario dar un giro grande a todo esto del armamento y métodos para actuar con profesionalidad los policías antidisturbios, con sujeción a las órdenes recibidas, siempre que dichas órdenes se ajusten a las leyes emanadas de la Constitución y los Derechos Humanos.

Para disolver a unos manifestantes que cortan una vía pública sin permiso, hay que emplear métodos graduales, prudentes y respetuosos con la condición de ciudadanos que aun estando en posesión de todos sus derechos, están cometiendo un acto ilícito por cortar una vía pública sin estar autorizados para ello.
Cualquier método que adopten los cuerpos policiales encargados de esas delicadas tareas, tendrían que huir de la paliza. Para un ser humano no hay cosa más humillante, odiosa y encabronante que la de que otro ser humano uniformado, mejor armado, mejor entrenado, más fuerte y mejor dotado, le pegue una soberana paliza sin causa que lo justifique. Máxime cuando el ser humano uniformado está en funciones de representante de la autoridad dentro de un régimen de libertades y derechos.

Es urgente mentalizar y reeducar a los efectivos policiales de esos cuerpos tan especiales que han de enfrentarse con las protestas ciudadanas, de que en el extremo de su porra no llevan el Ministerio de Justicia. Mejor sería que las leyes no incluyeran entre el armamento ni porras ni pistolas. También sería bueno vigilar los mecanismos de acceso al oficio de policía para que no se cuelen en él tan elevado índice de personas de ideología ultra-derechista, fascistoides e irrespetuosos de los derechos humanos y ciudadanos.

También se debe dar un poquito más importancia que la que se le da en la realidad, al hecho de que todo policía vaya identificado siempre con arreglo a la ley. ¿Qué ejemplo dan esos policías que se esconden la identificación obligatoria?
Real Decreto 1484/1987, de 4 de diciembre del Cuerpo Nacional de Policía
DISPOSICIONES FINALES
Primera.- [...]:
1.La descripción, diseño y características técnicas de las prendas, equipo y efectos que compongan la uniformidad.
El diseño, contenido y características técnicas del carné profesional y placa-emblema, e igualmente las divisas y lugar de colocación de las mismas en las prendas de uniformidad.
Para disolver toda manifestación pacífica se deben emplear métodos acordes con la realidad que se intenta abordar. A nadie debe dañar una protesta ciudadana y pacífica, por lo que los guardianes del orden deberán considerar como lícita la protesta y como punible la obstaculización al completo de una vía pública.
Para actuar en estos casos con profesionalidad, respeto y autoridad, es menester quitar a los policías ciertas armas agresivas y dotarles de otros utensilios más prácticos y adecuados para el cumplimiento de su misión.

Para no hacer este artículo muy extenso, en próximos artículos prometo desarrollar con detalle lo que entiendo por unos métodos y una actuación policial no violenta con los ciudadanos pacíficos.

jueves, 25 de agosto de 2011

policía y violencia e)

Del artículo anterior sobre el tema policía y violencia a) llegamos a la conclusión de que los "ejércitos policiales de antidisturbios" tienen vida propia; no se atienen a las órdenes que les lleguen a dar los políticos. Que los políticos responsables de los policías tampoco parece que se ofendan mucho porque ese tipo de policías sigan actuando a sus anchas de forma autónoma.

Que no cumplen con la obligación de llevar su nº de identificación en el lado derecho del pecho. Que nadie les ha modificado sus costumbres de toda la vida de pegar a los ciudadanos por nada y no sufrir ningún castigo por ello.
Que no se les ha reeducado en sus actuaciones de siempre cuando llegó la democracia, para adecuar los reglamentos y costumbres para que actúen con los métodos que requiere una vida en democracia de la auténtica.
Que nadie les ha dicho que el ciudadano es el objeto principal y único de su oficio que consiste en proteger y defender sus derechos y libertades, con arreglo a una Constitución —que tampoco se cumple en otros varios preceptos—.

Que los políticos de la democracia bien harían en ponerse al frente de este fenómeno para parar de una vez y por siempre las prácticas antidemocráticas y anti-rrespetuosas con el ciudadano, que vienen desarrollando desde tiempos de mal recuerdo. Que no queremos ni necesitamos esos tipos tan especiales de policías para controlar una manifestación pacífica, una huelga, una sentada, una protesta ciudadana, etc.
Que ahora que no actúa la ETA (gracias a dios) son esos cuerpos tan "especiales" de la policía los que están dando la nota más amarga de la violencia. Violencia, al parecer, legalizada, amparada o por lo menos no castigada.
Cuando los jóvenes españoles ingresan en los cuerpos policiales, muchos de ellos estarán impulsados por sentimientos nobles, éticos, democráticos y filantrópicos. No podemos dudar de que muchos jóvenes se hacen policías para cumplir con la Constitución y los Derechos Humanos, que es lo que juran cumplir en su fiesta de puesta de largo.

Pero meterse a pertenecer a esos cuerpos tan "especiales", en muchos de los casos, delata las intenciones de la persona. Ya saben a lo que se meten; saben que se meten a un organismo incontrolado e intocable que su oficio principal es el de pegar palizas a sus conciudadanos. A esos que forman parte de una sociedad que les facilita un puesto de trabajo; que les compran las pistolas, los escudos, los cascos, las "esposas", las porras y las botas de media caña. ¡Ah!, y últimamente, también los guantes negros. Que están tristemente convencidos de que llevan al Ministerio de Justicia en el extremo de sus porras y que con ellos en las calles huelga la existencia de tal ministerio de las cárceles y de todo. Ellos aplican su justicia por la vía rápida.

Cuando un policía que entró con nobles ideales, se pasa a pertenecer a esos cuerpos "especiales", ¿por qué lo hace? ¿por dinero? ¿por sadismo? ¿por descargar su mala ostia que en otros lugares sin uniforme sería delito? Parece como si en esos cuerpos tan "especiales" rigiera la norma aquella de La Legión (otro cuerpo más que debiera disolverse): «Cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior». Ni sus actos presentes, añado yo.

Sería muy triste que fuera muy real esa frase que circula por el mundillo de las redes sociales: «Cuanto más conozco a la policía, más inseguro me siento».

Y no se trata de generalizar, pero un 17% de seres agresivos, pendencieros, vengativos y fascistoides, manchan al total de los diferentes tipos de policía. Y esas defensas numantinas y corporativistas, también conducen a lo mismo.

Por todo eso y mucho más que no queríamos ver desde hace muchos años y lo sufríamos en silencio; por habernos abierto los ojos en el movimiento social del 15 M y por muchísimo más, yo también deseo que se disuelva ese cuerpo de "policía tan especial" denominado eufemísticamente UIP. No vale con intentar reconvertirle; no serviría de nada. Las ácidas bacterias de la mala leche empleada contra el ciudadano durante treintaytantos años, se han impregnado en esos uniformes azules, en los guantes negros, en los escudos, en los cascos, en las "esposas", en las porras y en las botas de media caña.

Hay que crear una policía especializada en tratar las protestas ciudadanas pacíficas, con métodos siempre respetuosos con la condición del ser humano en libertad. No me pertenece a mí, pero en próximos artículos de esta índole, voy a dar ideas y sugerencias para lograr unos métodos policiales acordes con los buenos tratos, con la democracia y los derechos ciudadanos, a la vez que evite y combata los actos subversivos, violentos y vandálicos que a veces, aprovechan a cometer un diminuto número de personas.

Lo más humillante para un ciudadano pacífico y en posesión de todos sus derechos democráticos, es que otro ser humano "autorizado", "legalizado", adiestrado, armado, uniformado y pertrechado, le propine una violenta paliza, ya sea con el discutible palo negro llamado eufemísticamente "defensa", o con las bofetadas y patadas que también suelen repartir a menudo.

Cómo lograría yo para que a todo funcionario se le grabe dentro de su cabeza la siguiente frase:
EL CIUDADANO ES NUESTRO EMPLEADOR Y NUESTRA OBLIGACIÓN ES LA DE SERVIRLE

domingo, 21 de agosto de 2011

policía y violencia a)

Antes de nada, debiéramos tomar conciencia todos, de que en una democracia que se vista por los pies (o por la cabeza, ¡qué más da!) no se puede encajar como normal el que la policía se despache a palos contra el ciudadano a las primeras de cambio. El palo, la patada, la bofetada que a veces reparte la policía en su ejercicio de desalojar a unos ciudadanos de la vía pública, es —en casi todos los casos— excesivo, desproporcionado y muy injusto con unos ciudadanos que se manifiestan pacíficamente ocupando los espacios públicos.
Tenemos que mentalizarnos de que así no puede ser legítimo que actúe un cuerpo policial en democracia. Y todos estamos llamados moralmente a empujar para logar erradicarlo.

No sé cómo ni cuándo, un policía es legítimo que pegue a un ciudadano. (¡?!) Está claro que el policía también es objeto de algunas agresiones y en esos casos debe utilizar —gradualmente— sus armas reglamentarias para defenderse del ciudadano que se sale del tiesto. Pero nunca a patadas y a bofetadas (popularmente conocidas como 'ostias'). Parecería que el policía tiene algo personal en contra del ciudadano y eso es muy peligroso.



Lo más humillante para todo ciudadano ha de ser que otro individuo armado, parapetado, protegido y adiestrado, le dé una ensalada de palos por el simple "delito" de manifestar su protesta callejera de forma pacífica y legalizada. Siendo que ese individuo armado, dentro de una democracia, tiene el supremo deber de proteger la seguridad y los derechos ciudadanos consagrados en la Constitución. ¿En qué manos estamos confiando la defensa de nuestros derechos?

Intento enterarme de los derechos y deberes del Cuerpo Nacional de Policía a través del Real Decreto 1484/1987, de 4 de diciembre (BOE 05-12-1987) y allí no encuentro las explicaciones de cuándo es legítimo que un policía pegue una paliza a un ciudadano. Pero en ese Real Decreto me entero de
Artículo 18.
Todos los uniformes llevarán obligatoriamente la placa-emblema del Cuerpo, con indicación del número de identificación personal, en el pecho, por encima del bolsillo superior derecho de la prenda de uniformidad.

Y compruebo que una vez más es una ley que sistemáticamente no se cumple y no creo que a ninguno le hayan castigado por incumplir ese artículo. También me entero de
Artículo 21.
1.     Los funcionarios que prestan servicio sin uniforme usarán como medio identificativo de su condición de Agentes de la Autoridad el carné profesional y la placa-emblema, cuando sean requeridos para identificarse por los ciudadanos o en los casos que sea necesario para realizar algún servicio.
2.     Los funcionarios que realizan servicio de uniforme acreditarán su condición de Agentes de la Autoridad con el mismo. No obstante, llevarán obligatoriamente el carné profesional, que será exhibido cuando sean requeridos para identificarse por los ciudadanos, con motivo de sus actuaciones policiales.

Desde que parece ser que tenemos democracia en España, yo no he notado una clara diferencia con las prácticas policiales que venían ejercitando bajo el régimen dictatorial. La policía, la guardiacivil, habrán cambiado de uniformes (sólo los primeros) pero siguen "cobrando" los mismos de siempre con idéntica "filosofía".

En todos estos artículos que versan sobre policía y violencia, me propongo poner de relieve mi tesis que consiste en asegurar que los cuerpos policiales NO actúan bajo las órdenes de los mandos políticos.
Que actúan a su libre albedrío sin tener en cuenta lo que les puedan pedir sus superiores no-policías. Ya sean de derechas de centro o de izquierdas.
La prueba es que vengo viendo actuar de la misma manera desproporcionada, agresiva e irrespetuosa para con cierta parte de ciudadanos, a las policías de Adolfo Suárez, de Felipe González, de Leopoldo CalvoSotelo, de J.M. Aznar, J.L. R. Zapatero y Rajoy.

Parece ser que entre los mandos superiores, intermedios e inferiores de los cuerpos policiales existen demasiado número de ultra-derechistas y violentos pendencieros que experimentan gran disfrute pegando al ciudadano. También les incomoda ver a periodistas en las calles cuando ellos están "trabajando".
Al menos, el índice de energúmenos con carné de policía, debe ser muy elevado entre los policías dedicados al "trabajo de atacar disturbios". ¡¡Vaya trabajito!!

En próximos artículos trataré de aportar ideas para una posible reforma legal del funcionamiento de la policía dentro de una democracia. Pero se me tiene que prometer que la democracia desplegará todos sus medios legales para castigar a esos policías que pegan, vejan y humillan a un ciudadano, sólo por el hecho de ser un poquito de izquierdas y ocupar la vía pública. Se me tiene que prometer que de ahora en adelante, el político correspondiente se va a poner (¡por fin!) al frente de los cuerpos policiales para que sólo actúen de la manera que se les ordene.

(Que no muera demasiado pronto el espíritu del 15-M)


Esto es lo que dice el Sindicato Unificado de Policía:
(Madrid, 20 de agosto de 2011) En relación con las imágenes difundidas ayer en las que aparecen algunas actuaciones de miembros de la policía golpeando a ciudadanos queremos manifestar lo siguiente:
a) Apoyamos la información reservada para determinar si se ha producido algún abuso o uso de fuerza inadecuado, en cuyo caso el autor de los mismos debe
ser corregido disciplinariamente.
b) Con la única información de las imágenes difundidas, no consideramos ajustadas a un protocolo de actuación racional en supuestos como el que se encontraban (suponemos que de despejar la vía pública para restablecer la normalidad del tránsito), las actuaciones de algunos miembros de la policía, como la bofetada a una mujer, los golpes posteriores al joven que la acompañaba, el golpe y patadas en el suelo a un periodista, o los golpes a un joven con una bicicleta y una joven que iban caminando, suponemos que para abandonar el lugar. En las imágenes no aparecen razones de seguridad ni restablecimiento del orden que justifiquen dichos golpes.
c) Los miembros de la policía, como el resto de miembros del Cuerpo Nacional de Policía, actúan sin un protocolo de actuación, la principal herramienta para impedir actuaciones como las que hemos visto, junto a la formación profesional apropiada, […]
Con ligeras variantes, dos días después, véase cómo trata el lamentable suceso de policías agresivos, pendencieros y afascistados, el sindicato unificado de policía http://www.sup.es/01/386.pdf
     COMPAÑERISMO, CORPORATIVISMO Y BUENAS PRÁCTICAS POLICIALES
Madrid, 22 de agosto de 2011 […] Esos golpes innecesarios que se han difundido profusamente por la Red son una mancha sobre la Policía, sobre los “antidisturbios” y sobre
los policías. En los próximos meses y años habrá muchas denuncias que prosperarán, o al menos avanzarán mucho más de lo que hubiera sido deseable solo por permanecer en la memoria estas imágenes. Habrá denuncias falsas y sin pruebas que serán investigadas solo por la actuación de este (o estos) compañeros. Habrá diligencias, problemas y denuncias de tortura, malos tratos, abuso policial etc. en cada intervención y será más difícil la defensa de quienes han actuado correctamente solo por la insensatez de uno, dos o tres compañeros, que no han sabido estar a la altura que exige esta profesión.
[…]
Un miembro de los “antidisturbios”, en el caso concreto de la agresión a la mujer y al periodista, si ha sido insultado puede identificar, y si hay resistencia, detener, pero no dar golpes como si fuera un pandillero agrediendo al rival. Eso es un abuso y es inaceptable desde cualquier planteamiento profesional.
[…] Digámoslo claro para que nos entendamos todo/as:
 si cuando se produce esa agresión de la orina el compañero responde con un “gomazo” en salva sea la parte de la guarra, el SUP lo defiende. Pero si la identifica y detiene, todavía mejor. Soportar eso para luego ir dando hostias por la calle no es aceptable ni tiene defensa posible.
[…]

Obsérvese en qué alto concepto del cumplimiento de su deber y de los derechos humanos tienen los responsables del sindicato protector de policías cuando dicen esa atrocidad que resalto. Siguen con el concepto (tristemente erróneo y generalizado) de que todo policía lleva el aparato de la justicia en el extremo de su porra. Con esa filosofía de "nuestros" policías, ¿adónde iremos a parar?

domingo, 17 de julio de 2011

qué cuco es el cuco

 Al igual que el cuco pone sus huevos en nido ajeno, yo también me despacho a gusto poniendo comentarios en los blogs de otros.
Empiezo por un blog que visitaba asiduamente y que tenía enlazado a mi blog.
Nunca me ha gustado el anonimato tan absurdo y muchísimas veces innecesario que se da aquí en la Internet. Y la curiosidad humana nos hace que nos entren más ganas de saber quién se esconde detrás del camuflaje de cada blolg.

Siempre me imaginé que el dueño del blog que menciono, era un policía, pero ya se sabe, es rarísimo que de paisanos nadie confiese que su trabajo es el de ser policía. (?)
Para asegurar que era un policía a mí me faltaban datos; sólo era una mera corazonada. Bien es verdad que contaba con las pistas que aportaba en su blog sobre su lugar de nacimiento; sobre los lugares de España en donde ha residido...
Pero si se trata de un policía —me decía yo para mis adentros— debe ser un fuera de serie ya que se confiesa ateo, republicano y socialista sin carné de partido. (!!!).

Pero cuando un día le afloró la vena de policía en su blog, fue cuando hizo un panegírico de los "antidisturbios" y sus métodos. Recientes estaban las delicadas maneras de desalojar a los ciudadanos de una sentada en la plaza de Puerta del Sol de Madrid (16-5-2011) y de la Plaza de Cataluña de Barcelona (27-05-2011).
Entré en su blog y le dije:

  Cuando uno en su propio blog no se identifica del todo, cuando no da datos personales de uno mismo, otros tenemos la tendencia de imaginar; de elucubrar; de intentar averiguar. Curioso que es el bicho humano.
Acertado o equivocado, yo hace tiempo que llegué a la conclusión de que tú, además de un tío de izquierdas, que no lo dudo, eres o has sido policía o guardiacivil.
Tu artículo de hoy me viene a decir, con más rotundidad que nunca, que no voy muy descaminado.
Y para un supuesto caso como el tuyo
es para quien escribí este artículo. ¡Qué quieres...!
.
No sé si tu experiencia me hará comprender que no estoy muy atinado con lo que pienso de los cuerpos policiales. A mí nunca me zurraron con su porra reglamentaria (al menos, físicamente).
Pero con arreglo a los recientes acontecimientos
he vuelto a escribir sobre lo mismo y quisiera creer que estoy muy equivocado.
.
Mi moraleja final a todo esto es que si los demás funcionarios del estado español, funcionaran con el mismo entusiasmo, con el mismo celo laboral, con la misma entrega y la misma 'obediencia', los administrados estaríamos en la gloria, [...]

Salú,

En fin, que el policía del blog se despachó a su gusto con la forma en que sus colegas  disuelven los disturbios callejeros.

El fenómeno de los abusos y malos tratos, desmedidos, crueles y sanguinarios que inflingen los policías a los ciudadanos, es algo que me tiene preocupado y por eso escribí este artículo en el que abordo la misma temática porque me preocupa mucho.
Recordadme que un día escriba otro de cómo tiene que ser el comportamiento correcto de los cuerpos policiales en democracia, de cara a los ciudadanos que —teóricamente— somos sus empleadores y les pagamos los sueldos, los cascos, los escudos, las porras, las botas y las "esposas".

Total, que el policía del blog me contestó:Le agradezco sus comentarios y los artículos a los que enlaza los cuales, quizá, desde mi punto de vista, claro, caen en la crítica simplista.
Los policías no somos alimañas sedientas de sangre, aunque a usted y a otros bienpensantes se lo parezca, y ahora, con la que está cayendo, es la norma, tanto por los tertulianos de izquierda como por los de derecha, pero estos, claro, con el objetivo de atacar a Rubalcaba.
Lo de Barcelona fue, cuando menos, un error estratégico y político garrafal, y le aseguro que a mí tampoco me gustaron las imágenes. Lo de Valencia es otra cosa, pero claro, lo que sale en televisión es únicamente el follón policial que siempre aparece como desproporcionado. [...] Sería absurdo y asumamos el papel de sicarios sangrientos del capitalismo, que es lo que le mola a la progresía, salvo cuando tiene responsabilidades.

Esto de los comportamientos policiales en democracia da para muchos ríos de tinta. Y a mí me parece que en España la cosa es seria tirando a dramática. Y manifiestamente mejorable. Sí.

Yo llevo tiempo pensando en que este fenómeno de los cuerpos policiales y sus comportamientos en democracia, tienen un gran paralelismo con el monstruo del doctor Frankestein.
Recordad que el doctor Frankestein quiso hacer un ser humano y le salió un monstruo despiadado y sin conciencia del mal.
Aquel doctor quiso deshacer su obra, quiso destruir al monstruo a la vista de los nefastos resultados, pero el monstruo tenía ya vida propia, se le fue de sus manos y hacía fechorías por su cuenta.

Algo parecido es lo que quiero yo creer que ocurre con comportamientos tan desmedidos de los cuerpos policiales. Quizás no de todos, pero que se salven los que puedan.
Yo no creo que esos comportamientos tan crueles, vengativos y sanguinarios, de algunos policías para con sus ciudadanos, estén ordenados por un mando político.
Pero lo que también creo es que esos mandos naturales no tienen coj----..., (ejem, ejem) no se atreven a destruir a esos monstruos que les han salido dentro de la policía.

Pero tomarse muy en serio las cosas serias, nos puede producir una úlcera de estómago, por eso, en otro de los blogs que visito, dejé este huevo relleno de buen humor:
Anoche tuve un sueño.
Soñé que vivía en el año dosmil-no-sé-cuántos y que en España ya no hacían falta los policías revienta-huelgas, revienta manifestantes…, revienta seres humanos en general.
Y llegó un momento (¡¡já, qué gracia, oye!!) que a aquellos policías tan entregados, tan cumplidores de la obediencia debida, tan profesionales y tan celosos del cumplimiento exagerado del deber, los tuvieron que repartir entre las diferentes ventanillas de los diferentes negociados de la administración del Estado.
.
Y soñé (¡¡fíjate tú!!) que me tocaba uno de esos funcionarios reconvertidos del casco, el escudo, la porra y las botas de media caña, y cuando me acerqué a la ventanilla, no se conformó con anticiparse a darme los buenos días —cual cajera del súper—, sino que además me tendió su mano para que se la estrechara.
Cuando le dije que iba a renovar el carné de identidad, con la amabilidad típica de un servidor público, me invitó amablemente a irme a mi casa y no bien llegado a ella se presentó con una cámara fotográfica, una máquina de escribir portátil, un tampón azul y una maquinilla termosoldadora de plásticos.
Yo estaba abrumado, despendolado, descolocado, abochornado. Pero me quedé fané y descangallado cuando, al faltarme una póliza…, ¡¡¡ME LA PAGÓ EL FUNCIONARIO DE SU BOLSILLO!!!
.
Y es que es lo que tiene haber sido antes funcionarios modélicos, ultra-cumplidores y sobrepasados del deber, ultra-celosos de su profesión, ultra-obedientes, ultra-serviciales, ultra-etcétera-etcétera-etcétera…
.
¡Ya te digo…!

«...en fin, que dieron las claritas del día, yo me desperté, me lavé los ojos, hice un pis, y me vestí para bajar a desayunar.»

sábado, 25 de junio de 2011

la encrucijada del socialismo español (y obrero)

El socialismo, esa ideología que nació en Europa de la filosofía marxista, está muy liado, desorientado, obnubilado, embobado, desnortado, abochornado, ensimismado, despendolado, fané y descangayado, ante la marcha que toma la cosa esa de la política por acá (y por allí, y por allá y por acullá...).

El socialismo español quisiera ser de izquierdas; de hecho, habla en izquierdas en la intimidad. Pero cuando sale a la calle y se junta con otros, éstos le obligan a jugar al juego del centrismo centrípeta, que es una versión beta renovada y revisada del ucedismo de toda la vida de dios.

¡Claro! El socialismo español sabe de sobra —de sobra sabe— que adonde se pescan los peces más gordos y abundantes es en las almadrabas del centro según se mira al frente. Y así estamos. ¿Cómo va a ser socialista el socialismo español (y obrero)? Si además, ya no hay obreros (ni falta que hace). Ahora lo que hay es asalariados o empleados —que tanto monta, monta tanto— por un lado, y por el otro, empleadores o empresarios. Unos que cobran un salario y otros que se lo pagan.

Pero es que don Carlos (al filósofo Marx me refiero), cuando se sacó de la manga aquello del marxismo que luego vino a degenerar en socialismo y luego más tarde en socialismo democrático y más recientemente en socialdemocracia (uhffffffffffff, qué tirón me he tirado sin una puta coma que me deje tomar aire), don Carlos Marx, decía, que no tuvo en cuenta que un día surgiría ese híbrido tan raro de los asalariados que a su vez son accionistas de sus empresas —o de otras— y por eso están muy enterados de lo que se mueve la bolsa y la vida y leen periódicos de páginas de color salmón (con perdón).


En fin, a lo que iba, que me lío más que la pata de un romano y me voy por las ramas como un mono macaco. Que yo decía que el socialismo español no puede ser de izquierdas porque está muy mal visto; la componente mayoritaria del electorado español (y obrero) es el centrismo, que es una variante del apoliticismo neutral-oportunista. Entonces..., ya estamos en el lío. Si se es de izquierdas no se pueden pescar buenos atunes en las almadrabas del centro según se mira al frente.

Entonces, ¿qué hacer? Pues lo que se hace: hacerse de centro. Unas temporadas de centro-izquierda y otras temporadas de centro-derecha. Según...

¡Pero vamos a ver...! (Es que yo me cabreo conmigo mismo) ¡¡¡¿Cómo vamos a ser y a parecer de izquierdas los socialistas?!!!
¿Sabemos lo que queremos?
¿Qué queremos, ganar las elecciones y conquistar el poder o ser de izquierdas y estar siempre en la oposición?
Entonces no nos comeríamos ni un pepino. Ahí, en las almadrabas de la pesca de votos, hay dos grandes buques pesqueros que los dos llevan el rótulo de "VIRGEN DEL MAR DEL CENTRO" y debajo del rótulo, en pequeñito pone "centro-derecha
" o pone "centro-izquierda". Según...
PsoE 


El prototipo del buen socialista español (y obrero) es el ínclito manchego que tú pintaste en rojo ayer. Un señor católico y sentimental; que primero va a misa y luego va de su corazón a sus asuntos; un poquito populista y un poquito meapilas; devoto de Frascuelo y de María y amiguito del alma del cardenal que más mande en Toledo y admirador del franquista FragaIribarne.
¿Se entiende ahora claramente por qué el socialismo español (y obrero) no puede ser de izquierdas? Pues eso.

domingo, 29 de mayo de 2011

policías y rottweiler

No nos engañemos. Muchos blog y comentarios titulan estos días: “así actúa la derecha catalana”.
No; la derecha catalana, no. La derecha a secas, tampoco. La derecha, la izquierda, los extremos, el centro, arriba, abajo y un, dos, tres...

Los cuerpos policiales con muchos energúmenos en sus filas; con actuaciones rayanas en el terrorismo institucional; los policías sedientos de sangre, de palizas a sus empleadores, de no se sabe qué tipo de venganzas, de reacciones personales y airadas por no sé qué ofensas que les hicieron los ciudadanos pacíficos en posesión de todos sus derechos.

No nos engañemos. Esos policías son los mismos que maltrataban con saña y “exceso de celo” a los ciudadanos catalanes cuando teóricamente y oficialmente estaban mandados por el izquierdista catalán Joan Saura i Laporta.

¿Qué pasa? ¿Qué nos está pasando con las policías y las guardiasciviles? ¿No hay otra manera para pastorear al ciudadano díscolo que los palos y las patadas?

Hay que estudiarlo serenamente. Es un fenómeno digno de un profundo estudio.
Pero esa forma de comportarse ante los huelguistas, ante los ciudadanos que se manifiestan pacíficamente y sin armas, no es digna de una democracia. O dicho de otro modo, son los mismos métodos y la misma filosofía de actuación para la defensa de no sé qué esencias rancias e intocables, que la que se aplica en dictaduras de otros países del mundo.

No nos engañemos. En regímenes democráticos con mayúscula, hay que replantear muchas cuestiones de cara a los cuerpos policiales:

■ Con qué criterio se selecciona al aspirante para esos oficios.
■ Qué castigos se aplican a los que se salen del tiesto con sus ciudadanos/empleadores.
■ Qué autoridad y control ejercen sobre ellos sus jefes políticos.

De nada nos sirve el «mal de muchos consuelo de tontos». Porque ya sé yo que en otras democracias europeas (y no mencionemos las americanas) la policía actúa de maneras muy parecidas y a veces con mayor inhumanidad.

Hace falta una profunda reflexión sobre este fenómeno.
En un arranque de generosidad estoy dispuesto a sospechar que sus jefes políticos e incluso sus jefes policiales, no les ordenan taxativamente: “Machacad las cabezas del ciudadano; no os importe con qué, —porrazos, escudazos, patadas, lo que sea—. Actuad con saña y con espíritu de venganza; haceos la cuenta de que el ciudadano, pacífico y desarmado, es un lenguaraz que se ha cagado en vuestra santa madre. La vuestra; la de cada uno de vosotros. No os condoláis; no os blandeéis; no os dejeis vencer por sentimientos humanitarios.”

Quizás lo que pasa es que esos ejemplares de insensibles e inhumanos energúmenos policiales, mucho más cerca del perro rottweiler que de las personas corrientes, le vengan muy bien a todos los dirigentes políticos de todos los regímenes de ídem.

O quizás no. En un arranque de generosidad pudiera yo llegar a creer que son como el monstruo de Frankestein, que aunque su creador está muy arrepentido de su creación se ve incapaz de destruirlo.

Para una DEMOCRACIA REAL YA nos falta muchísimo camino por recorrer y no tenemos las piernas para esas caminatas.

domingo, 23 de enero de 2011

Andrés el anarquista

Andrés era un hombre muy campechano y jovial que en el momento en que le conocí, su edad colaba un poco de los 80 años. Poseía una buena cultura adquirida de forma autodidacta, en los círculos libertarios. Su profesión primera fue la de pastor, como su padre y abuelos. Fue un joven de ideología anarquista, que al iniciarse la guerra civil no dudó ni un segundo en alistarse voluntario a los ejércitos que defendieron a la República, de forma idealista y entusiasta.
Era bajito, moreno y flacucho; feo pero muy simpático y jovial. A partir de su alistamiento como voluntario al 5º Regimiento, destacó enormemente entre sus camaradas de manera involuntaria, a causa de una determinada generosidad con que le había dotado la Naturaleza.

Corrió como un reguero de pólvora, entre todos los milicianos del frente del Jarama y luego del de Brunete, la noticia de aquella diferencia que hacía tan diferente de sus compañeros, al protagonista de esta historia. Fue tan penetrante la noticia, que llegó hasta la retaguardia, allí donde un numeroso grupo de jóvenes libertarias, se ocupaban del hospital y de la intendencia.

Fue tal la fama que adquirió el joven Andrés con su peculiaridad, que casi nadie le conocía por Andrés, sino por el apodo del 31. En muchas de las voluntarias de retaguardia, había un extraño “quiero / no quiero” por saber lo que hubiera de mito o de realidad en relación con el apodo.
Un día en el frente de Brunete, que como consecuencia de una tregua o alto el fuego acordado por los dos bandos, se encontraba la tropa algo relajada y bromeando con la misma cuestión… Andrés, que en aquel día estaba un poco bebido y bastante harto ya de bromitas, chanzas e indirectas, se acercó de improviso a la mesa en donde jugaban al cinquete y bromeaban varios camaradas, y descargó sobre la improvisada mesa de juego un enorme pepinazo, que hizo saltar los naipes y los dineros por los aires y dejó estupefactos y paralizados a todos los presentes.
Después pasó al frente del Jarama
y siguió acompañándole la fama.
Más tarde, en el frente de Brunete
comentaron el caso del cinquete.
Sobre aquella leyenda hacían risas y comentarios las mocitas de un taller de confección de prendas militares, que estaba situado en lo que hoy es La Casa de la Radio y Televisión Española, allá en Prado del Rey, provincia de Pozuelo de Alarcón.

Pasaron ya muchos años y a don Andrés le llegó la senectud. Viudo y anciano fue acogido en la casa de su único hijo. Y un día… ¡ay!, su nuera, sin querer, a través del espejo del cuarto de baño debió ver algo fuera de lo corriente y tuvo la torpeza de comentárselo en secreto a la vecina de más confianza. ¡En qué mala hora lo hiciera! A partir de aquel día en la casa del hijo, no faltaban las visitas de algunas señoras de cierta edad, que con cualquier excusa intentaban hacer amistad con don Andrés a través de su nuera, bajo la tapadera de ir a pedirle una ramita de perejil; una cebolla; un poquito de sal; una tacita de aceite, un diente de ajo; unas hojitas de laurel; un vasito de vinagre; unas cucharaditas de pimentón; …

Aquello era un continuo ir y venir de gentes que argumentaban las cosas más absurdas. Empezaron a ir: vendedoras de artículos de limpieza, de robots de cocina, de potingues de belleza, de vaporettas, de tuperwares, de cacerolas y de ollas a presión; de sartenes que fríen sin aceite, devotas de una religión muy rara; astrólogas, echadoras de cartas, curanderas… ¡¡Yo qué sé!!

El hijo de don Andrés, avergonzado y cabreado, culpaba de todo esto a su esposa, y ella, la pobre, estaba avergonzada, abrumada y desbordada con todo aquel ajetreo pero no sabía cómo cortarlo de raíz.

Las relaciones matrimoniales de la pareja se agriaron por culpa de aquel ajetreo de gente. Tuvo que venir un lamentable suceso para que olvidaran en parte las rencillas y la tirantez, ya que un día, a don Andrés, que ya contaba ochentaytantos años, le tuvieron que hospitalizar. Pero con el paso de los días, se fue recuperando poco a poco, gracias a los esmerados cuidados que le prodigaba una enfermera de aquel hospital.

Un día, la enfermera se puso con él un poco más cariñosa que de costumbre y allí se produjo el drama. El pobre don Andrés no pudo superar la profunda emoción y falleció de forma repentina, quedándole en los labios una plácida sonrisa…, aunque también se le quedó de relieve otra señal más destacada. De este lamentable suceso debió tener noticias el cantautor Javier Krahe y de aquella leyenda hizo esta canción

ayuntamiento de Villaseca de la Sagra

viernes, 10 de diciembre de 2010

la patria, uffffff

Cuando veo colgada la bandera oficial de España en los balcones y ventanas de las casas, en el día del corpus o en los mundiales de fúrbol, no puedo evitar un comentario para mis adentros:
"Mira, ahí vive un facha".
Otras veces suplo lo de "facha" por "franquista" y otras veces lo cambio por "derechoso".
El caso es que cuando veo ondear la bandera española esa, que tiene dos franjas horizontales amarillas en el centro y una franja roja a cada extremo, no me identifico con ese trapo; no me dice nada; no me hace cosquillitas en mis centros, es decir, me produce rechazo, repudio, asco.
Lo siento pero así es, aunque sé que mejor sería sufrirlo en silencio y no escribirlo aquí.

Cuando escucho el himno nacional, o me alejo de donde suena o me tapo los oídos aunque sea simbólicamente. El mismo rechazo que la bandera esa, me produce el himno ese.
Cuando veo a esos seres humanos vestidos de verdeolivo y con un gorro estrafalario y trasnochado, lo mismo me ocurre. En mis adentros se conmueve la viga maestra y mi sangre se pone encabritada. Es un fenómeno similar a lo que me pasa cuando veo a esos otros españoles vestidos de un verde muy parecido, que desembarcan en Málaga todas las semanasantas para portar briosos, altivos e impropios, un símbolo que no pertenece a los funcionarios de un estado afoncesional.

En España hubo una vez una dictadura militar y fascista que lo ocupó todo. Que lo invadió todo. Que lo destruyó todo. Que todo lo creó de nuevo. Que se apoderó de todo lo que no pudo cambiar o destruir. Y aquella dictadura duró mucho, mucho, mucho y se apoderó de los símbolos patrios en régimen de monopolio inacabable.
Yo creo que las dictaduras, si tienen que existir, lo bueno sería que no duraran tanto tiempo como la dictadura franquista y así no se apoderarían en exclusiva de símbolos que pertenecen a todos.
Tanto duró que cuando murió su inventor, dejó huérfanos a cientos de miles de fervientes admiradores que se convirtieron, muy gustosos, en herederos legítimos y entusiastas de aquella dictadura larguísima, y con el pasar de los tiempos, formaron un partido político que lo denominaron "de centro", (PDCP) = partido de centro puro, pero con el correr de los años, sufrió una refundación de donde salió el nombre que tiene en la actualidad: PPT (partido popular de los trabajadores).

Por eso, cuando paso delante de la fachada de uno de esos edificios públicos que tiene en su puerta el eslogan TODO POR LA PATRIA no puedo evitar una interpretación muy mía que viene a se traducida como


   TODO POR LA DEHESA  

En mi fuero interno, no puedo evitar el impulso instintivo de suplir la palabra PATRIA por la palabra DEHESA, en donde, los que están dentro de esos edificios del letrero, los considero los mayorales, capataces, criados, gañanes o tractoristas, y a muchos de los que andamos por las calles, aparentemente libres y sin uniforme, no puedo evitar compararlos con los rebaños ovinos, equinos, bovinos o caprinos de la hipotética dehesa ibérica.

Después de una larga dictadura tan larguísima como algunos españoles sufrimos y padecimos (aunque para algunos ideólogos "de centro" fue un periodo de placidez), al asomarse por la puerta la democracia, ¡¡qué hubiéramos querido...!!, que se disolviera el cuerpo nada benemérito de la guardiacivil; que se desbaratara el cuerpo de La Legión; que se implantara otra bandera, otro himno; etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, ...

Pero eso es mucho pedir, ¿verdad? Para mi gusto, que no creo que sea caprichoso, lo mejor que nos podría haber pasado es que desaparecieran los pilares de la dictadura, tal como desaparecieron en Italia y Alemania. Claro que para eso, el dictador debe ser previamente derrotado y relevado de su cargo. No fue así y ese lastre lo seguiremos llevando cargado por los siglos de los siglos.

Yo siempre pensé que si no hubiera sido porque la democracia nos nació enclenque, sietemesina y asistida por una comadrona franquista, lo que habría que haber hecho era disolver —entre otros— ese cuerpo de la guardia civil y a sus componentes, diseminarlos por el ejército y por las distintas policías del país; pero diseminarlos y disolver ese cuerpo que para mí es todo lo contrario de benemérito. Estuvo demasiado implicado con la dictadura y al igual que la Gestapo en la Alemania democrática de los años cincuenta, no hubiera sido razonable, desde cualquier punto de vista, que esas policías siguieran ejerciendo dentro de un régimen democrático.

¿Qué nos habría parecido que aún siguiera operando dentro de la policía española, la Brigada Político-Social ? Pues el mismo anacronismo será que siga operando la guardiacivil.

Aunque rechazo de plano la pervivencia en democracia de ese oscuro cuerpo mitad militar, mitad policial, vaya por delante mi mayor respeto y consideración para unos seres humanos que por múltiples circunstancias, se ganan su jornal desempañando las tareas que les encomienda el Estado Español.
La jitanjáfora. ¿Qué será, será? Pues si lo quieres saber de verdad, pincha aquí mismo.