sábado, 24 de diciembre de 2011

cuento de navidá

Por las navidades de aquel año los socialistas del PsoE estaban derrotados, hundidos, desolados, cautivos y desarmados, fanés y descangallados. Acababan de perder estrepitosamente en la madre de todas las batallas de la política electoral. Aquellas elecciones de aquella navidad los tenía sumidos en sus cuarteles de invierno que no eran otra cosa que cabañas de pastores a los que se les había aparecido el ángel de la renovación.

Se lamentaron, lloraron, se consolaron y juraron que jamás..., jamás volverían a pasar hambre de votos. Que la culpa la tenían unos pseudo-socialistas que se habían puesto a los mandos del partido, y fueron los que habían ido empujando poquito a poco para que la ideología real del partido dejara de ser republicana, laica, anticapitalista ni siquiera de izquierdas.

Conque..., se pusieron manos a la obra y bien pertrechados de escobas, fregonas y plumeros, se entregaron a la tarea de barrer del partido todo vestigio de tibieza, de creencia religiosa, de monarquismo, de afán por el lujo y la riqueza, por la ostentación e incluso por la corrupción personal y colectiva.
E hicieron un congreso. Un congreso por todo lo alto en donde olía a limpio por los cuatro rincones. Olía a desinfectante, a jabón lagarto, a lejía conejo; se fumigaron todas las paredes, los techos y los suelos del partido; se lavaron los cortinones y las moquetas con espumas limpiadoras.
En aquel congreso se hizo un zafarrancho de limpieza tal que a partir de entonces no le conocía ni la madre que le parió. Es más, no le conocía ni el mismísimo Alfonso Guerra.
Pasó ya el congreso. La gente del partido se dividió en dos opiniones: los que estaban eufóricos con la limpieza y renovación del partido, máxime que ellos eran los que obtuvieron los nuevos cargos, y los que se habían quedado descolgados de todo tipo de relevancia funcional.
Y pasaron muchos meses. Y llegó a pasar un año, incluso. Y en las navidades de aquel siguiente año, la militancia del partido con los nuevos ideólogos a la cabeza, seguía discutiendo por los rincones si sería conveniente o no la presencia del crucifijo y la biblia en la jura de ministros. Si sería conveniente mantener la catequesis en las escuelas públicas del Estado; si sería conveniente retirar la pasta gansa que se les regala a una secta vaticana. Si España está mejor con monarquía que con república. (Y así sucesivamente).

Y colorín colorado, después de aquella navidad, el PsoE siguió siendo tan de centro como últimamente lo venía siendo.

CONCLUSIÓN:
Los humanos no tenemos fácil arreglo.

6 comentarios :

Jesús Herrera Peña dijo...

No, no desespero María Auxiliadora Marín, lo que me pasa es que creo que hay poca diferencia entre unas y otras personas.
Lo que mejor se nos da es teorizar, hablar, prometer y contar cuentos.

Saludos,

Erprofe dijo...

Pues poir lo que voy leyendo últimamente del P$O€, poca pinta tiene de volver a ser Socialistay Obrero.

Y encima autocrítica, muy muy poca, por no decir ninguna. El PP culpa de todos los males a ZP, y los actuales "socialistas" culpan de todo a la crisis. Así nos va.

Un fuerte abrazo por la izquierda amigo.

Jesús Herrera Peña dijo...

Gracias Erprofe.
Un fuerte abrazo también de mí para ti.

Pelayo García dijo...

Has estado muy acertado en tu reflexión. Lamentablemente para sociedad corremos el riesgo de ponerlo todo patas arriba, para luego quedarnos como estábamos.Elevando a la enésima potencia todos y cada uno de los errores cometidos.

Feliz Año Nuevo

Jesús Herrera Peña dijo...

Hola Pelayo, deseo fervientemente no estar nada acertado en la profecía que encierra mi cuento.
Pero todos tenemos un poquito de sicólogos y otro poquitito de profetas y nos jaztamos de creer conocer al ser humano.

Buen año para ti también.

Anónimo dijo...

Un cuento muy bonito de Navidad si no fuera por que es mentira que los socialistas hayan cogido -escobas, fregonas y plumeros- para hacer limpieza alguna. Esas cosas las hacen personas limpias y aseadas, no gente tan enfangada.

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