lunes, 7 de noviembre de 2011

Policía y violencia u)

Con este artículo cierro —por fin— el ciclo sobre la violencia que ejercen en España cierto tipo de policías. Violencia excesiva y contraria a los ideales de una democracia verdadera. Han sido en total 5 páginas dedicadas a responderme a mí mismo sobre un fenómeno que viene inamovible desde que la policía actuaba como 'el brazo tonto' de la dictadura franquista.
Policía y violencia 5
Tengo que partir del supuesto de que toda la policía actúa bajo la responsabilidad y las órdenes taxativas que emanan de los diversos estamentos jerarquizados del poder civil. Del gobierno democrático del Estado.
Sospechar lo contrario dejaría en muy mal lugar al gobierno democrático, aunque lo que se está viendo en la forma de actuar de la policía contra los pacíficos ciudadanos, deja en muy mal lugar a los estamentos de la democracia.

"lo llaman democracia y no lo es"


También parto del supuesto de que todo en la policía no será 'la obediencia debida' sino que las personas que ingresan en los cuerpos especiales para la represión ciudadana, ya saben adónde se meten; y hay que reunir unas especiales condiciones para ganarse el jornal a base de tener que pegar palos, patadas y puñetazos a los ciudadanos.
Ciudadanos que son semejantes en niveles socio-económicos y culturales; semejantes en bastantes más semejanzas excepto en las ideológicas.
¡Hombre, qué casualidad...!, que este tipo de policías siempre pegan a ciudadanos con ideologías progresistas o de izquierdas.

Por lo tanto, he de partir de otro supuesto: Que la inmensa mayoría de los que se meten a trabajar en esos cuerpos policiales de represión ciudadana, de ideología progresista ... nada de nada.
¿Qué joven progresista —que se meta a policía por muchos músculos de gimnasio que tenga—, después de que sus superiores le ordenen pegar a la gente, puede seguir ahí sin buscarse otro trabajo? (A no ser que se trate de un progresista en excedencia).

CONCLUSIÓN: La gente que se mete a trabajar en esa policía represora, les va la marcha de masacrar a placer a sus compatriotas. Esas gentes serán —por lo menos— de una ideología de extrema derecha. Eso no es lo peor. Lo peor es que casi todos sus excesos les salen gratis porque se quedan sin castigo.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        .

Hay que aceptar que los únicos legitimados en una democracia para ejercer la violencia, son esos cuerpos policiales. Pero precisamente por ese monopolio, la sociedad tiene que exigirlos un justo y proporcionado uso de la violencia.
Para disolver manifestaciones y concentraciones humanas, en la inmensa mayoría de los casos, sobra la herramienta llamada eufemísticamente "defensa" (la porra negra y dura). Para todo ser humano no hay cosa más humillante que otro ser humano, uniformado, armado y 'legalizado', le propine una soberana paliza con la "defensa" o a puñetazos o a patadas.

Se hace urgente dotar a esos cuerpos policiales represivos, de otra filosofía, de otras herramientas y métodos para dejar expedita una vía pública cortada por unos manifestantes. A palo limpio hoy no tratan ni al que acaba de asesinar a su pareja sentimental ni al preso que está cumpliendo algún castigo carcelario.
Mucho menos apalear a unos ciudadanos que como dice la canción de Carlos Cano "La morralla":

Lo primero: los obreros,
los lindos aceituneros,
los bonitos jornaleros,
la morrallita señó.
Pos la misma morralla
esa que nunca ni pa dios calla
la del punto y la raya
que hasta los pelos está cuando estalla,
la que da la batalla
y no recibe ni una medalla,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Pero también hemos de comprender que pierde toda defensa moral y legítima, ese ciudadano que amparado en la masa de las gentes en manifestación, aprovecha para destruir mobiliario urbano o atentar contra los propios policías. A esos sí es lógico responderles con las "defensas" si no hay otro remedio.
Pero a veces, hemos visto en algún disturbio callejero, (gracias a los modernos medios para hacer fotografías y vídeos) que son los propios policías antidisturbios travestidos de alborotadores agresivos, los que dan pie a que sus colegas uniformados y armados, desplieguen sus "defensas" de manera indiscriminada y generalizada.

Nos falta mucho a los españoles para adquirir el verdadero grado de demócratas. [ "lo llaman democracia y no lo es" ].
Pero hemos de ser comprensivos: los regímenes democráticos tiene poquísima fuerza real para quitarse de un plumazo esos miembros de la policía que actúan con desprecio y abuso hacia sus conciudadanos.
Si en el futuro, llegara algún gobierno que quisiera desterrar de los cuerpos policiales a esos energúmenos indeseables, sería respondido con el rechazo y la reacción de todo ese cuerpo policial.
¿Quién es el guapito que se arriesga a depurar los cuerpos policiales de métodos y elementos fascistoides? El gobierno que eso intentara, recibiría a cambio la desobediencia, la protesta, la huelga de porras caídas, de esos mismos cuerpos policiales a los que ha intentado librar de indeseables anti-demócratas.
Por muchísimo menos que dicen que le hizo el gobierno Zapatero al cuerpo militar/policial de la guardia civil, tuvimos que ver por vez primera, cómo muchos guardiaseviles se manifestaban y protestaban vestidos de uniforme y otros avíos, (con sus antiestéticos tricornios) por las calles de Madrid. (¡Qué vergüenza; qué deshonor! La cosa era para haberlos expulsado fulminantemente de su empleo).
Eso no debiera ocurrir bajo ningún régimen democrático. Y mucho menos, con un brazo armado del Estado que tiene esencia militar.
Para que podamos aprobar el examen de la democracia auténtica, una de las cosas que nos tenemos que reformar es esos cuerpos policiales que pegan palizas a sus semejantes.

Se está haciendo urgentemente necesario experimentar con otros métodos que excluyan las palizas que propinan las eufemísticas "defensas" de los policías antidisturbios contra ciudadanos pacíficos, desarmados y en plenitud de sus derechos democráticos.
Los chorros de agua, los gases lacrimógenos, las esposas, las vallas y otros nuevos métodos que están por experimentar e implantar, humillan menos, hacen menos heridas en el alma del ciudadano que las porras negras y duras que portan al cinto como arma reglamentaria.

Aunque comprendamos que el ciudadano que ha interrumpido una vía pública y que desobedece las órdenes de los policías antidisturbios, se sitúa al borde de la legalidad, no por eso hemos de aceptar que la respuesta inmediata de la policía sea la de aporrear sus espaldas con la eufemística "defensa". ¿Defensa, de qué...?
Se deben utilizar de manera gradual, otros métodos que siendo eficaces, no humillen tan grandemente al ciudadano en general pacífico, desarmado y obediente.


¡¡Que no muera demasiado pronto el espíritu del 15-M!!

2 comentarios :

Erprofe dijo...

Casi peor que la "defensa" en lo que hemos visto desgraciadamente en varias ocasiones en los últimos tiempos. Que te metan un guantazo. Los guantazos se dan entre personas de igual a igual, pero ver a un policía (madero para los de mi quinta) dar un guantazo a una chica en una de las manfestaciones del 15M....
Es casi más denigrante.
Comparto lo que dices en todo el artículo compañero.
Un abrazo por la izquierda.

Jesús Herrera Peña dijo...

Gracias, Erprofe. En esto estamos de acuerdo totalmente.

Un abrazo por la izquierda,

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