lunes, 6 de junio de 2011

¿Listas abiertas? No, gracias

Ahora que tanto se habla de democracia real —aunque a mí me gusta más la democracia republicana—, como consecuencia del ideario que están imprimiendo los indignados del movimiento 15-M, hoy me apetece hablar un poquito de algunas cosillas. Cosillas que reclaman las asambleas de indignados y que unas me gustan más que otras; es natural.

¿MONARQUÍA o REPÚBLICA?
Me gusta que se cuestione la forma de Estado, que aquí surgió por arte de birlibirloque de una monarquía ya extinta —la dinastía de los borbones en el año 1931— y sustituida por una república democrática que derribaron unos militares golpistas y recompusieron la extinta monarquía borbónica tirando del nieto de aquel rey destronado.
Me gustaría que cuando Juan Carlos coja su merecida jubilación, quede amortizado ese puesto de trabajo o por lo menos, para cubrirle nuevamente, se haga por medio de un referéndum a la nación española por si acaso la mayoría de españoles quisiéramos tener un régimen de república democrática.

LA DEMOCRACIA MÁS REAL
El súmmum de la filosofía democrática se asienta en la utopía de  una persona, un voto. O sea, que los votos valgan igual para cada partido, para cada territorio y para cada votante. Eso es imposible de cumplir a no ser que la mayoría de españoles empujemos para que la circunscripción electoral sea única y abarque a toda la población española.

Dentro de estas justas aspiraciones, se está barajando la idea de  listas abiertas ya ; sobre eso de las listas abiertas, tan bonitas ellas, tan asépticas, déjame que te cuente, limeña.
Yo puedo hablar con conocimiento de causa de ese fenómeno de las listas abiertas porque las sufrí en mis carnes sabrosas.

Verás:

Eran las primeras elecciones sindicales de la democracia que se celebraron en el año 1978.
En mi fábrica de la rama del metal, el sindicato que más partía el bacalao era cé-cé-oh-oh (como diría Alfredo Urdaci si yo le dejara escribir aquí en mi blog). Yo era el liderillo de los afiliados a UGT que partíamos menos bacalao —muchísimo menos— que los compañeros de CCOO.
A la hora de formar nuestra lista —abierta, por supuesto— resulta que los compañeros de UGT en asamblea toda limpia y legal, me empujaron para que yo encabezara la lista (aún a sabiendas de que eran listas abiertas y pasa lo que pasa). Bien; me ponen de primero de lista pero ¡¡¡ayyyyy!!!, no teníamos el mínimo de candidatos ugetistas que quisieran figurar en nuestra lista aunque fuera sólo por hacer bulto y así de paso cumplir con el requisito de completar el número de candidatos que exigía la ley de aquellas primeras elecciones.

nuevo ayuntamiento de Bargas
Conque voy y me tiro al ruedo y me lío a hablar con unos y otros compañeros trabajadores ugetistas a ver si podíamos completar de una p... vez la dichosa lista.
Hubo uno de ellos con el que me costó gastar unos miligramos más de saliva que con los otros. Por fin se produjo un tibio avance. Con más desgana que deseos me dijo que bueno, que vale, que le metiera en la lista, “¡eh!, pero de los últimos”. Pos fueno, pos fale, pos malegro. Le pusimos en los ultimitos lugares de la lista.

Conque llega el día de las votaciones; el elector tenía que tachar…, (no me acuerdo cuántos nombres). El caso es que se liaron a tacharme a mí precisamente y no al de los miligramos de saliva de más, el caso es que yo quedé el ultimito de la lista resultante, así, literalmente y el de los miligramos de saliva gastada de más, quedó el primero.

Conque le dijimos: “Tú, como ibas de relleno en la lista, querrás dimitir, ¿noo?” Y él respondió: “No, no; me quedo”. Y ahí se acabó mi efímera “carrera” de líder sindical y empezó la carrera del otro. La verdad es que no dio mal juego como delegado sindical el advenedizo a empujones.

No; no.
Me vais a perdonar pero yo con eso tan maravilloso de las listas abiertas, no trago. A mí no me entusiasman ni una pizquita.
Claro que comprendo que hay varias modalidades de listas abiertas y quizá sobre ello haya mucha saliva que gastar.

8 comentarios :

Pedro dijo...

Hola Jesús,

Referedum por la república sí, ahí coincidimos plenamente.
Pero listas abiertas también sí, y te voy a rebatir el porqué.

Bueno veo que has tenido una mala experiencia y eso condiciona tu opinión. Pero creo que la extrapolación de lo que a ti te pasó a la política no es posible.
Imeginemos que hay listas abiertas en el partido X. Pareces temer que la persona que encabece la lista, que es evidentemente la que más ha trabajado y más conoce las propuestas y el partido, quede fuera. Esta situación en la política real no se daría a no ser que haya un candidato realmente rechazado por la militancia y votantes del partido (con lo cual es lógico que no salga), pero en el resto de casos los ciudadanos no conocen más que al cabeza de lista, a veces ni eso, y la tendencia natural sería indicar los candicatos tal y como pidiese el partido, y siempre la primera persona de la lista. En el senado hay listas abiertas y, que yo sepa, nunca ha pasado que el primero de los candidatos no haya salido (corríjeme si me equivoco).

Ahora te cuento mi experiencia como votante en las elecciones de hace dos semanas. Yo tenía dos candidatos claros, uno para alcalde y otro para diputado de Les Corts Valencianes. Quería votar a esos diputados, eran los mejores desde mi punto de vista pero..¡Ah amigo!, resulta que estaban en una coalición con otros miembros de un partido al que yo no quería votar de ninguna manera.

Al final, sopesando la situación, tuve que votar una lista encabezada por un señor que no me gusta mucho. Todo gracias a las puleteras listas cerradas porque no pude seleccionar a la nº2 que era realmente a quien quería votar.

¿No crees que es una lástima?

Saludos,

Jesús Herrera Peña dijo...

Pedro, aquí se da uno de esos fenómenos raros en los que tú tienes tu razón y yo tengo la mía.
Vale. Te comprendo. No rebato tus argumentos. Tú tampoco desconfías ni rebates los míos.
Al final de mi artículo, en el último párrafo, dejo abierta la puerta para otras experiencias que no sea sólo la mía.
Pero en estos días me topo con algunos blogs en los que me da mucho gustito leer que las listas abiertas no son la panacea para una posible democracia real ya.


Además comprendo que existen modalidades diferentes agrupadas bajo el apelativo general de listas abiertas. Yo, en realidad, de la experiencia que hablo no es de listas abiertas propiamente dichas, sino de listas cerradas aunque no bloqueadas.
Creo entender que la lista abierta pura es una única lista en la que entran los nombres de todos los candidatos de todas las opciones.
¿O no? No sé...

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Salú,

Unknown dijo...

La cuestión básica es que las listas cerradas son poco representativas de cara al elector que no tiene referente dentro del partido al que vota ni sabe a quién debe dirigirse si necesita algo de su representante. Simplemente no lo tiene. Por otro lado las listas cerradas es la forma más fácil de los aparatos de los partidos de mantener sumiso y dócil al personal que aspira a presentarse a las elecciones y que sólo depende de la voluntad del líder. Me parece muy poco democrático. Claro que, ¿quien dice que se pretenda que sea democrático?

Jesús Herrera Peña dijo...

Muchas gracias a Nicolás y a María por venir aquí y dejar sus opiniones.

Saludos,

Pelayo García dijo...

Coincido contigo en el referendum Jesús, pero desde luego que el tema de las listas abiertas, mi postura es más cercana a Pedro.

Bien es cierto que algunos de los manifestantes del 15-M las listas abiertas que proponen son puras, que desde mi punto de vista, tampoco son la solución.

El modelo asambleario, tal y como vemos cada día en los integrantes del 15-N, dada su horizontalidad se vuelve farragoso y poco operativo, por ello, podrían estudiarse otras formas de listas abiertas.

Así unas listas abiertas decididas en primarias por los militantes y luego bloqueadas con los candidatos más votados para los ciudadanos, serían desde mi punto de vista más deseables y operativas. A eso lo considero más próximo a la "democracia real ya".

Jesús Herrera Peña dijo...

Pelayo, aunque todo esto de dar otras hechuras y otro rumbo a la mermada, abúlica y pobre democracia que padecemos, sea de una complejidad bárbara, yo creo que no discrepamos mucho tú y yo.

Hay que buscar fórmulas que den una razón de ser a la afiliación de los partidos políticos, a la vez de que cumpla escrupulosamente lo que dice el artículo 6 de la Constitución.

Saludos,

Paco Piniella dijo...

El problema de las listas abiertas es que se abre una pugna personal que puede depender del dinero que tengas para la campaña. Yo estoy a favor pero hay que afinar mucho el tema de los gastos electorales.

Jesús Herrera Peña dijo...

Paco, es verdad que eso de las listas abiertas puras es rayano en la utopía. Estoy de acuerdo con lo que dices.
Ya me conformaría yo con que hubiera dos tipos de listas:
■ Listas totalmente abiertas para votar por la militancia del partido y el resultado
■ Listas cerradas para exponer a todo el electorado

Ya sé que la descripción que yo hago en mi artículo no se corresponde con las listas abiertas, sino con las listas cerradas y no bloqueadas.
Esto de las listas abiertas no acabo de verlo claro. No obstante, algo hay que ir incorporando a esta mermada democracia actual para que se vaya pareciendo cada día más a la democracia auténtica, verdadera y completa. Que los políticos electos no nos miren tanto por encima del hombro.

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